“Argentina aprobó el primer transgénico en el 96´. Y tiene, hasta el momento, 65 transgénicos aprobados”, expresa el investigador. En esta línea, explica que el trigo transgénico es una planta a la que se genera con el objetivo de introducirle nuevas características.
Este tipo de trigo resiste en lugares hostiles, y al amonio, un pesticida más tóxico que el glifosato. Más allá de la contaminación química, los transgénicos perjudican mucho a la pequeña producción. Y podría llegar a contaminar el trigo orgánico.
Por otro lado, la luz verde a este tipo de cultivos, supone una degradación de la matriz productiva y plantea la necesidad de otro tipo de producción, advierte el doctor Guillermo Floguera.
“La situación actual de Argentina, con presencia de pesticidas en aire, tierra, y la comida es un problema muy serio, que el estado argentino no se ha planteado. Eso genera dos efectos en la salud: a corto plazo, alergias, ya que el cuerpo responde inmediatamente.Y otros que tienen que ver con los efectos crónicos: como cáncer. También tiroides y celiaquía, que el estado Argentino no está ocupándose”.
“No puede ser que Argentina esté naturalizando el incremento de cáncer. Son omisiones que se han pensado, sobre todo en los 90´, donde se le sacó al estado el control de las semillas. Nunca fue revertido. Acá no se trata de un partido u otro. Tienen que ver con sanidad y alimentación”.
“Tengo la responsabilidad de poder hablar esto. No naturalizar las cosas que nos están pasando: el aumento de diferentes enfermedades, las colmenas perdidas los últimos años. Tenemos que tomarlos en serio”.
“Trabajar entre todos los sectores es clave. También comprender en que se está debatiendo cosas en producción. Hay una mirada muy temerosa y además, a diferencia de otros transgénicos, hay mucha duda. Hay mercados grandes que no aceptan el trigo transgénico HB4”.