La Legislatura de La Rioja autorizó al gobierno provincial a emitir un Bono de Cancelación de Deuda, herramienta coloquialmente conocida como “cuasimoneda”, que será utilizada para el pago de una parte de los sueldos de los empleados públicos provinciales.
El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela (Frente de Todos), dijo en declaraciones al programa Mañana Sylvestre, que se emite por Radio 10, que la emisión de este instrumento “obedece a una deuda que el Gobierno nacional mantiene con su provincia, y que los bonos serán rescatados una vez que se salde”.
Por su parte, el presidente Javier Milei (La Libertad Avanza), expresó -en un mensaje publicado en X-: “Pensar que en la campaña me trataron de loco por postular un esquema en el que hubiera una libre competencia de monedas y ahora la impulsan”. Y advirtió que “a diferencia de lo que pasó en el pasado, de ningún modo van a ser rescatadas por el Gobierno Nacional”.
¿Qué es una cuasimoneda y qué usos tiene? ¿Qué cuasimonedas se emitieron en el pasado? ¿Qué consecuencias podría tener para la economía su adopción generalizada? Te lo contamos en esta nota.
Un bono que funciona como una moneda
El artículo 126 de la Constitución Nacional prohíbe a las provincias la posibilidad de acuñar sus propias monedas o crear bancos con la facultad de emitir billetes. Por lo tanto, los gobiernos provinciales no pueden apelar a este mecanismo para saldar sus deudas o afrontar sus gastos.
Entonces, ¿cómo funcionan las cuasimonedas? Se trata de bonos de deuda provinciales o del Gobierno nacional que, por sus características (son entregados a empleados públicos como parte de su sueldo o a proveedores del Estado a cambio de bienes y servicios), terminan cumpliendo las mismas funciones del dinero, sin serlo.
Un trabajo del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea sostiene que estos títulos públicos emitidos por las provincias “presentan un rendimiento (y el riesgo asociado), al igual que los títulos públicos tradicionales”.
Es decir que tienen las mismas características, por ejemplo, que el Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal)-recientemente lanzado por el Gobierno nacional para afrontar la deuda comercial de importadores-: es una deuda asumida por el Estado ante los tenedores de esos bonos, que en el futuro deberá saldarse junto con el pago de los intereses previamente acordados.
Sin embargo, el informe de IERAL señala que en el pasado las cuasimonedas contaron con “alta liquidez, al ser aceptadas para determinadas transacciones”, por lo que cumplieron con una de las funciones asignadas al dinero: ser una moneda de cambio para adquirir bienes y servicios. Esto las diferencia de cualquier otro bono de deuda tradicional, ya que sirven para realizar compras cotidianas.
El economista Nadin Argañaraz -ex subsecretario de Desarrollo en el Ministerio de Hacienda entre 2016 y 2017, durante la gestión de Mauricio Macri (Cambiemos)- dijo a Chequeado que una cuasimoneda “es un bono de deuda que emite un gobierno. La característica que tiene es que tiene alta liquidez, porque se usa en transacciones cotidianas. Por eso se las denomina cuasimonedas”.
¿Cuándo se emitieron cuasimonedas en el pasado?
De acuerdo con este trabajo del Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (CESPA) de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), “las cuasimonedas tienen su origen a mediados de la década de 1980, cuando las provincias se vieron sometidas a procesos de racionamiento de fondos de parte de la Nación”.
Esta modalidad volvió a mediados de 2001 “con la emisión de los Patacones (de la provincia de Buenos Aires) y, casi simultáneamente, de las Lecop (Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales)”, estas últimas emitidas por el Banco Nación.
Luego, varias provincias se sumaron a la medida emitiendo sus propias cuasimonedas y finalmente convivieron en el país 15 tipos de moneda diferentes, incluyendo el peso. Entre las Lecop, los Patacones y las Lecor (de Córdoba) representaron el 88% del total, según datos del CESPA.
Finalmente, en 2003 el Gobierno nacional (a cargo de Eduardo Duhalde -PJ- y posteriormente de Néstor Kirchner -Frente para la Victoria-) inició el rescate de todas las cuasimonedas. Es decir que la Nación canceló su propia deuda (por la emisión de las Lecop) y también las que generaron las provincias con sus propios bonos.
Según datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA), en total se canceló el equivalente en cuasimonedas a $ 7.200 millones (unos $ 3,6 billones de pesos de la actualidad, contemplando la inflación).
Jorge Sarghini, ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires entre 1997 y 2002 (en las gestiones de Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf y Felipe Solá -PJ-), durante el período en el que se emitieron las cuasimonedas, dijo a Chequeado que “hubo 3 condiciones esenciales para el funcionamiento del Patacón: no había inflación, no había exceso de liquidez (por el contrario: había iliquez [N. de la R: faltante de dinero]); y con el Patacón se podían pagar impuestos nacionales, lo que lo hacía convertible 1 a 1 con el peso. Hoy no se dan ninguna de las 3 condiciones”.
Por su parte, Argañaraz hizo foco en las condiciones macroeconómicas que podrían explicar el retorno de las cuasimonedas: “Hay cuestiones concretas como la modificación del impuesto a las Ganancias que está significando una disminución de la recaudación de ese tributo y, por ende, de la coparticipación. También hay una cuestión con las transferencias no automáticas, que el Gobierno nacional las considera como una alternativa para reducir el déficit fiscal. Y esto obviamente va a impactar en todas las provincias”.
Las consecuencias de la circulación de las cuasimonedas
El estudio de IERAL asegura que “los efectos negativos de una emisión excesiva de bonos locales pueden resultar en una mezcla entre la inflación que produce la emisión de dinero y la desvalorización de los papeles que implica la emisión excesiva de títulos públicos tradicionales”.
Al analizar la situación de 2001, el trabajo indica que “en los hechos, en varias de las provincias emisoras se han verificado la presencia de niveles generales de precios superiores al promedio del país y la existencia de precios diferenciales (mayores) para las compras con bonos”.
Los datos presentados en el informe dan cuenta de que las cuasimonedas de Corrientes (que emitió -según el trabajo- el equivalente al doble de su base monetaria), equivalían al 49% del valor del peso. Es decir que cada bono provincial valía 49 centavos. Esto implicó una caída en el poder adquisitivo de los empleados provinciales que recibían en primera instancia los bonos.
En coincidencia, Argañaraz dijo a este medio que “las consecuencias de la emisión de cuasimonedas dependen de cómo se estructuren y del grado de oferta de los bonos. Si los bonos que terminan circulando son mucho mayores que la recaudación propia de una provincia, eso va a complicar el valor relativo del bono. Al igual que si una provincia emite y circula una cantidad de bonos mayor a la base monetaria que tiene”.
Fuente: Chequeado