En una carta abierta dirigida al ministro de Seguridad y Justicia de la Provincia, Néstor Roncaglia, familia y amigos de Ariel Goyeneche, el hombre muerto el lunes 12 durante un traslado policial, rechazaron las declaraciones del funcionario «convalidando el actuar de los policías» y ratificaron las denuncias por los «tratos inhumanos» de los uniformados y el pedido de Justicia por el fallecimiento.
En declaraciones periodísticas, Roncaglia dijo días atrás que los policías cuyo accionar terminó en la muerte de Ariel «quisieron darle contención para trasladarlo a un centro de salud mental» y consideró que «la palabra tortura es muy fuerte», mientras que la actuación de sus subordinados «no fue así».
En respuesta al ministro, familiares y amigos del hombre fallecido lamentaron que «sus palabras no hacen más que aumentar el dolor de esta familia, que atraviesa un duelo inmenso por la muerte de un ser tan amado como lo fue Ariel».
Aseguraron que los vídeos que se constituyen como pruebas del presunto asesinato de Goyeneche «contradicen todo lo expresado por los policías directamente involucrados en el hecho, como así también el silencio y la complicidad de los que estuvieron presentes observando el accionar y lo que estaba transcurriendo y no hicieron nada».
A su vez, ratificaron que el trato que recibió Ariel «fue inhumano, desmedido, ensañado, y hasta fuera de sentido común».
La misiva recordó que según surge de los vídeos y testimonios aportados por testigos, Ariel estuvo «entre 20 y 30 minutos con vida, esposado, con las piernas atadas, la cabeza contra el piso y dos efectivos policiales sujetándolo».
A pesar de que señalan que Goyeneche era una persona de contextura chica y pesaba no más de 70 kilos, se observa en una de las filmaciones que un efectivo estaba «encima, presionándolo contra el piso aplicando una toma que se sabe puede causar un daño irreversible a cualquier persona». Ese oficial de policía «pesa al menos unos 120 kilos», advirtieron. Mientras, el otro oficial que lo sujetaba de los miembros inferiores, «dando golpes a mi hermano a la altura de sus piernas».
«Mantenían su cara aplastada contra el piso y permaneció todo este lapso de tiempo al grito desgarrador de: ‘Por favor ya está, basta basta’. Se puede escuchar reiteradas veces que aún podía expresarlo. ‘Ari’ estaba prácticamente inmóvil, indefenso, lo estaban induciendo al resultado final», describieron.
Los familiares y amigos de Ariel le preguntan a Roncaglia: «¿A nadie de la comisaría involucrada se le ocurrió llamar al sistema sanitario de manera inmediata?». Al respecto, señalaron que «desde el primer momento que se da la detención» supieron que Ariel manifestaba «un delirio de persecución: así lo declararon los propios policías».
E interpelaron directamente al ministro de Seguridad: «¿Considera que en ese contexto de crisis subjetiva de salud mental, el trato dado para con ‘Ari’ fue el de contener y darle seguridad?».
Según reseñaron, Ariel se encontraba transitando una situación que merecía un abordaje por parte de una institución sanitaria acorde a las características del cuadro que presentaba. «Hay pautas nacionales de intervención vigentes, que establecen que las fuerzas policiales y de seguridad en este contexto deben garantizar la integridad de las personas hasta que se produzca la atención sanitaria pertinente», indicaron. Y añadieron que en el transcurso de la intervención las fuerzas policiales «deben hacer un uso racional de la fuerza: con moderación, con responsabilidad, con un encuadre de legalidad y de clara comunicación».
Además, remarcaron que los propios efectivos policiales relataron que Ariel «nunca los agredió», que accedió a las delegaciones «voluntariamente y en una clara situación de vulnerabilidad y alteración de salud mental».
El hombre les manifestó que alguien quería «matarlo» y que tenía miedo. En lo que familiares y amigos de Ariel definen como una «paradoja de la vida», él «confió y subió al móvil policial y momentos más tarde encontró eso que tanto lo atemorizaba -su muerte-, pero en manos de quienes podían y debían protegerlo».
Al referirse a las maniobras de reanimación que le practicaron policías a Goyeneche, los familiares se preguntaron: «aún si diéramos crédito a la versión de los policías de que intentaron reanimarlo, ¿por qué llega la ambulancia cuando ya está amaneciendo?».
E insistieron con más interrogantes que siembran incertidumbre sobre el accionar policial: «¿Por qué tardaron tanto en solicitar la atención médica, cuando sabemos que existe el hospital de referencia de la provincia a tan solo 300 metros de lo ocurrido?», mencionaron en alusión al hospital San Martín, y en particular cuestionaron: «¿Por qué tuvieron un trato tan desmedido?».
Además, alertaron que en las grabaciones en video que trascendieron sobre el hecho se observa que al momento de cargar el cuerpo en la ambulancia,, «ya nadie le está haciendo maniobras de RCP». Y apuntaron: «sabe usted que si una persona está con vida, está técnica no debe interrumpirse, excepto que hayan constatado que estaba muerto. En tal caso ¿quién determinó esto?, Dado que si así lo hubieran verificado, debían llamar a criminalística, y no realizar el traslado en ambulancia. O bien si aún estaba con vida, ¿por qué nadie continúo realizando las maniobras de RCP correspondientes?
Para finalizar, consideraron que todo el proceder fue erróneo desde la falta de protocolos aplicados por la provincia, hasta la «inoperancia, negligencia y el trato desmedido e inhumano de los funcionarios policías».
Incluso relataron que en el velorio tuvieron que ver la de Ariel «con hematomas de ambos lados, profundos, y golpes en la frente» y le contestaron al ministro: ¿A esta altura usted sigue pensando que no hubo abuso institucional?».
Por último, los familiares y amigos afirmaron que reclaman «Justicia, para que se esclarezca fehacientemente lo sucedido, para que él descanse en paz, para que encontremos consuelo y para que estas situaciones no sucedan nunca más», publicó UNO.
Fuente: Diario UNO