«El Licha de Gualeguay», por Roberto Romani

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«Ocurrió en Qatar, un domingo con historia, cuando Lionel Messi levantaba la copa, y el mundo se rendía a los pies del fútbol nacional.
Todas las miradas estaban allí; las almas criollas también, celebrando la obtención del Campeonato del Mundo.
Y entre todas las casacas ganadoras, para nosotros, los entrerrianos, sobresalía la que portaba Lisandro Martínez, «El Licha» de Gualeguay, que con sus 24 años besaba el preciado trofeo.
Como Jorge Burruchaga, en el 86, su alto grito de felicidad, estaba emparentado con las primaveras dichosas de la ciudad de Rocamora; con los grillitos costeros del Gualeguay, donde ambos emprendieron el arduo camino del fútbol y de la vida.
‘El Licha’, uno de los 26 de la Scaloneta, despertó con los rumores madrugadores de la pobreza, en el corazón del Barrio Molino, el 18 de enero de 1998.
Todavía jugaba con los duendes gurises de la Escuela Chiclana cuando los colores de Urquiza, primero, y de Libertad, luego, lucieron en su pecho, como una guirnalda de ilusión temprana.
El desafío de Newells Old Boys, a los 14 años, y muy pronto Defensa y Justicia. Después el gran salto en el Ajax de los Países Bajos y la consagración en el Manchester United.
El año pasado la Copa América y su definitiva integración al plantel celeste y blanco.
Desde que te vimos en las tardes del mundial, luciendo la indumentaria argentina, supimos que alcanzarías la medalla y el aplauso.
Cuando te jugaste en el cruce memorable ante Australia, presentimos que estabas llamado para un final con gloria. En el preciso instante que la selección reinaba, y todas las miradas llorosas celebraban el triunfo, me fuí corriendo a tu Barrio Molino, donde la ‘Gogo’ y el Raúl te gestaron bueno y sencillo.
Me abracé con tus amigos de la infancia azul, quienes con admiración y orgullo embanderaron sus casas humildes, y salieron por las calles de estío a proclamar un júbilo futbolero y popular.
Dos pequeños jugaban cerca del río. Otros seguían comentando las alternativas del extraordinario acontecimiento. Yo me alejé del Barrio Molino.
Visité a la Virgen de Fátima, en la capillita perfumada de adviento, y advertí que miles de pañuelos libres se levantaban contentos, a mis espaldas. Y pensé: ya vendrá «El Licha» , de la mano de «La Muri» a festejar con nosotros, en Gualeguay.
Ya vendrá el Lisandro campeón a recibir desde la atalaya triunfal de un camión de bomberos el reconocimiento y la emoción de su pueblo. Mientras tanto, la tardecita de este 18 de diciembre de 2022 lucía, en los altos cielos de Entre Ríos, un barrilete de amor.
Y entre las mariposas de la cometa encantada, divisamos el rostro de un niño, que jugaba al fútbol, y soñaba con multitudes gritando los goles de un país con alegría. Era ‘El Licha Martínez’, que agradecía, entre llantos, millones de manos que acariciaban su estrellita de eternidad».
ROBERTO ROMANI