El felino más grande de América y tercero en el mundo ha alcanzado el punto más crítico de su existencia en las provincias de Formosa, Salta, Santiago del Estero y Chaco, que conforman parte de la segunda región boscosa más importante del continente. Desde el Conicet y universidades públicas piden rescatar su hábitat y poner un freno a la cacería deportiva.
A contramano de la política y los intereses económicos más poderosos de Chaco, Salta, Formosa y Santiago del Estero, un equipo interdisciplinario de investigadores del Conicet y universidades públicas hicieron este lunes un llamado desesperado a las autoridades: el felino más grande de América ingresó en la etapa más crítica de su existencia en el Gran Chaco argentino, de acuerdo a la exposición que realizaron los expertos de Proyecto Yaguareté, una iniciativa de investigación y conservación del yaguareté que forma parte además de la Asociación Civil Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA).
El equipo está conformado por científicos de tres institutos diferentes del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de tres universidades nacionales de Argentina: las de Río Cuarto, Córdoba y Misiones.
En una conferencia organizada por Greenpeace, tres de los científicos presentaron la herramienta Paisaje Óptimo para la Conservación del Yaguareté (POCY Chaco), que desarrollaron tras analizar la información que vienen acumulando desde hace dos décadas para intentar salvar al tercer felino más grande del mundo y el depredador tope que regula como ningún otro mamífero al ecosistema que habita. Por esa razón, conservarlo es, por default, preservar al bosque nativo con el que se arrasa en pos de los grandes pooles de siempre, la ganadería extensiva y la industria taninera.
Hernán Giardini, coordinador de la Campaña de Bosques de Greenpeace y moderador del encuentro, sostuvo que “los científicos especialistas en yaguareté destacan la necesidad de frenar la deforestación para que la especie pueda sobrevivir en la región chaqueña. El trabajo deja bien claro cuál es el territorio a proteger del avance de las topadoras. Esperemos que la Corte Suprema actúe rápido y pare este ecocidio”.
La organización ambientalista presentará los resultados de este trabajo ante el máximo tribunal del país, donde los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti tienen pendiente analizar un amparo presentado hace más de cuatro años en nombre del yaguareté para frenar los desmontes en Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Salta, la región más crítica para este felino, que también se encuentra en la selva misionera y en las Yungas jujeñas. Además, ha sido introducido por Rewilding Argentina en el Iberá, Corrientes.
“Combinando la información de presencia de yaguareté de los últimos 20 años, con un exhaustivo análisis de las amenazas a la especie, e incluyendo las condiciones socioambientales de la región chaqueña, pudimos construir esta herramienta de planificación territorial y toma de decisiones, y así dar respuesta a una de las acciones prioritarias de los planes para conservar la especie”, afirmó la doctora Verónica Quiroga, investigadora del Instituto de Diversidad y Ecología Animal del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.
“Nos pareció necesario y urgente presentar estos resultados ahora, debido, entre otras cosas, al recientemente aprobado Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) de la provincia del Chaco que representa un serio retroceso en materia de conservación de los bosques”, expuso Quiroga. “Este nuevo mapa de OTBN, aprobado sin consenso de ambientalistas, pobladores y científicos, incluye la regresión ambiental de muchas hectáreas importantes para el yaguareté, ahora habilitadas para nuevos desmontes. Está claro que si la deforestación y la cacería siguen al ritmo actual en la región, en pocos años no tendremos más yaguaretés en los bosques chaqueños de argentina”, añadió.
Cercados por el poder económico
Las problemáticas que comprometen la existencia del yaguareté en el Gran Chaco argentino pueden reducirse actualmente a dos variables: la deforestación del bosque nativo para la extensión de la frontera agropecuaria y la producción de la industria taninera; y la cacería deportiva, explicó Quiroga. El territorio del yaguareté se ha reducido en un 50% en todo el continente, donde también se lo conoce como jaguar. Argentina es el país donde esa reducción de territorio caló más hondo.
De este felino, Monumento Natural Nacional y monumento natural en las provincias donde arrasan con su hábitat, sólo quedan entre 15 y 20 ejemplares en el Gran Chaco argentino. En los últimos 20 años, aseguró Quiroga, los científicos sólo han podido registrar a una sola hembra con las cámaras trampa y registros de pobladores de los campos. El resto de los 135 registros han sido machos.
El doctor Carlos De Angelo, investigador del Conicet en el Instituto de Ciencias de la Tierra, Biodiversidad y Ambiente (ICBIA), de la Universidad Nacional de Río Cuarto, sostuvo que la herramiento que desarrollaron construye un modelo preliminar de hábitat, localizando las zonas de bosque nativo que actualmente están conservadas en las condiciones óptimas para que el yaguareté pueda sobrevivir. Tomaron registros de los últimos 20 años -135 imágenes y localizaciones de ejemplares de este felino, casi todos machos- y buscaron determinar cuáles son las condiciones del hábitat en esos puntos: posibilidades de refugio, alimento y condiciones de traslado y del paisaje.
El yaguareté necesitan grandes extensiones de territorio de bosque nativo. Buscaron las zonas con ríos principales y sin cultivos. El resultado fue que al yaguareté le queda apenas el 3% del área estudiada en condiciones aptas para su supervivencia.
Este pequeño porcentaje, además, es de zonas muy separadas por monocultivos. Por eso, propusieron crear áreas aledañas a este 3% del territorio que estén protegidas y donde se pueda recuperar el bosque nativo y las condiciones para proteger al felino. Demandan acciones urgentes para que el yaguareté sobreviva.
El felino también es amenazado por los conflictos con el humano, que termina cazando al animal por miedo, cuestiones culturales o por la matanza de ganado. Los científicos de Proyecto Yaguareté trabajan con los lugareños para evitar estas cacerías. Pero solicitan a las autoridades que tomen cartas en el asunto con la caza deportiva, algo que no ha mermado en el último tiempo, explicaron.
El doctor Agustín Paviolo, investigador del Instituto de Biología Subtropical de Misiones (IBS) del Conicet y la Universidad Nacional de Misiones, que coordina Proyecto Yaguareté a nivel nacional, expresó: “El yaguareté no sólo es un Monumento Natural Nacional al que debemos preservar por su valor como especie, sino que por sus grandes requerimientos de hábitat es una especie que llamamos ‘paraguas’ y que nos ayuda a planear paisajes que pueden preservar un gran número de especies y al bosque en su totalidad”. Y agregó: “Tener un paisaje de conservación para el yaguareté en la región chaqueña es clave, este tipo de herramientas espacialmente explícitas es una forma muy simple y efectiva de transferir el conocimiento científico hacia los sectores de toma de decisiones”.
Nota: este artículo se corrigió por un error de tipeo el 21 de mayo de 2024 a las 11:19.
ED / NB
Fuente: El Diario AR
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