En una época en la que los multimillonarios y los CEOs de las grandes empresas son cuestionados por su incesante ambición, Yvon Chouinard ha dado una rara prueba de lo que podría ocurrir si el discurso es llevado más allá de la constante retórica. El dueño de la compañía de ropa Patagonia ha decidido donar la totalidad de su empresa, esto en congruencia con sus ideas en favor de la preservación del medio ambiente.
Yvon Chouinard ha demostrado por mucho tiempo ser uno de los empresarios más comprometidos con causas ambientales y con la responsabilidad social. Pero este movimiento alcanza un nivel de congruencia rara vez visto entre los grandes empresarios del orbe.
Chouinard, su esposa y sus hijos han transferido los 3 mil millones de dólares en los que Patagonia estaba valuada a dos organizaciones sin fines de lucro. Las organizaciones fueron creadas para asegurarse de que las ganancias de Patagonia sean destinadas en su totalidad a combatir el cambio climático.
«Espero que esto influya en una nueva forma de capitalismo que no derive en que haya unas pocas personas muy ricas y una gran cantidad de pobres», dijo Chouinard al San Francisco Gate.
En agosto, la familia transfirió la totalidad de las acciones de voto a una nueva entidad llamada Patagonia Purpose Trust, lo cual además les costará 17.5 millones de dólares en impuestos. La familia luego donó el otro 98% de las acciones a otra organización sin fines de lucro llamada Holdfast Collective, que se dedica a combatir el cambio climático y cuyo estado legal les permitió evitar tener que pagar impuestos por la donación. La decisión tiene además un carácter irrevocable. Si bien es cierto que los hijos de Chouinard siguen estando en la nómina de Patagonia, la empresa dejará de distribuir ganancias a la familia.
La donación de Patagonia sienta un nuevo precedente según los expertos, pues muchas de las grandes donaciones de los empresarios multimillonarios tienen algún tipo de beneficio fiscal o de «lavado de imagen», en suma, una forma de filantropía que no logra ningún cambio de raíz, y más bien mantiene el statu quo.
Chouinard, que actualmente tiene 83 años de edad, es un tipo especial, un escalador que no tiene una computadora ni un teléfono celular, vive cerca de la naturaleza y dice nunca haber querido ser un empresario. Anteriormente ha manifestado su descontento por ser incluido en la lista de millonarios de Forbes.
Fuente: Pijama Surf